El poder del color

2022-04-12 3min Vistas: 49

Diseñadores, especialistas en ventas y creadores de imagen han valorado el papel del marketing sensorial durante mucho tiempo, pero su conocimiento es todavía muy nuevo en otras áreas de negocio. El mundo se ha dado cuenta de cómo de importante son una buena combinación de colores y el uso de la luz en un espacio de trabajo.

En 1990 Jean-Gabriel Causse, un diseñador industrial, experto del consorcio Japanese Onward y autor de muchos diseños de interior se dio cuenta de cuán subestimados estaban los colores y su influencia en los humanos. En diseño de interior, los colores blanco y negro usados en el minimalismo estaban cobrando demasiada importancia. Y al mismo tiempo, las experiencias visuales suponen el 80% de todas las experiencias sensoriales; primero descubrimos el color, después las formas. Antiguamente, los distintos tonos nos informaban de peligros o cambios de temperatura, y estimulaban al ser humano a reaccionar. Es más, Dagny Thurmann-Moe, diseñadora y escritora, indica que la monocromática combinación de blancos y grises es antinatural, y es una razón directa del uso de antidepresivos.

Si no hay color y contraste suficiente en nuestro entorno, el cerebro buscará cualquier otro objeto en el que concentrarse. Cambiará a modo standby y acabará exhausto. Un entorno monocromático puede llegar a aumentar la tensión visual, pero es bueno recordar que demasiado color tampoco es beneficioso. Una sobrecarga de color limitará nuestra capacidad de concentración y nos volverá más caóticos.
Normalmente elegimos colores claros y neutros en zonas dedicadas al trabajo, mientras que los colores más brillantes pueden ser usados sin problema en pasillos y entradas a edificios. Verde, beige y marrón con un toque de colores más atrevidos funcionan mejor como elementos decorativos. El rojo impulsa nuestra creatividad y resulta muy interesante en paredes o frontales de armarios. Si elegimos naranjas o verdes, más optimistas, podemos usarlos en paneles separatorios, ya que cumplen una doble función tanto visual como práctica.

A la hora de elegir el color de los acabados tenemos que tener en cuenta el diseño de todo el conjunto. Tonos específicos que, juntos, cambian sus propiedades, tanto iluminando una habitación como haciéndola descolorida y “sucia”. La combinación de amarillo y blanco o amarillo y gris crea un efecto morado, mientras que combinando blanco con azul obtenemos un tono general amarillento.
El color, de hecho, es la impresión que experimenta el ojo humano ante la exposición a la luz. Por lo tanto, no es sorprendente que los tonos luzcan de manera distinta dependiendo de que la iluminación sea natural o artificial. La iluminación óptima sería bajo la luz del sol, especialmente beneficiosa en oficinas donde los empleados están permanentemente expuestos a las pantallas del ordenador durante muchas horas. Es importante que la elección de luz artificial no sea al azar; por ejemplo, la luz fría puede cansar mucho la vista. A la hora de elegir iluminación artificial es mejor buscar una fuente que simule la luz del sol.
Una iluminación incorrecta produce migraña y problemas de vista, es fuente de cansancio y limita nuestras habilidades intelectuales. Siempre debería ser el punto de partida a la hora de elegir el esquema de color de un espacio de trabajo; hay que tener siempre presente la regla de “cuanto más oscura sea la habitación, más claras deben ser sus paredes y su mobiliario”. También merece la pena mencionar que las lámparas, gracias a su diseño personalizado, encajan en esta necesidad y además resaltan el cuidado aspecto de la oficina.