Hacia la variedad. Introvertidos trabajando

2022-04-20 4min Vistas: 44

Hoy en día, existe la creencia de que para triunfar profesionalmente es necesario estar extremadamente seguro de uno mismo, ser dinámico y hacer amigos con facilidad. Una persona así frecuentemente se convertirá en un líder, un «Pez Gordo». La forma de trabajar, la manera en que se conoce a nuevas personas o las actividades favoritas son rasgos característicos del carácter de la persona. Merece la pena mencionar que podemos trabajar en fortalecer o debilitar algunos de estos rasgos de la personalidad. Sin embargo, no podemos cambiar nuestra naturaleza.

Dos polos

Susan Cain, autora del libro «El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse» habla sobre las investigaciones dedicadas a problemas de personalidad. En base a este estudio, llegó a la conclusión de que entre un 30% y un 35% de residentes en los Estados Unidos es introvertido. Teniendo en cuenta el hecho de que, en general, los norteamericanos son bastante extrovertidos, el porcentaje de introvertidos en otros países no puede ser mucho más bajo. Por lo tanto, en casi cualquier oficina podremos encontrar un miembro de este grupo.
Hay casi tantas definiciones de extrovertidos e introvertidos como investigadores tratando el asunto. Independientemente de las discrepancias, la postura de los científicos sobre el tema es la misma. La diferencia más clara entre los dos grupos es que responden a diferentes tipos de estímulos. Los introvertidos se sienten mejor con un nivel bajo de estímulos, mientras que los extrovertidos prefieren que el entorno les proporcione nuevos retos.
Extrovertidos e introvertidos tienen estilos de trabajo distintos. El primer grupo completa sus tareas inmediatamente, toman decisiones rápidas y son multitarea. Los miembros del segundo grupo, en cambio, son más lentos, más orientados al detalle y suelen trabajar a través de la reflexión. Su ventaja sobre los extrovertidos se encuentra en su capacidad de concentración y su gran ética de trabajo. Son más de escuchar que de hablar y frecuentemente eligen la comunicación escrita sobre la conversación. El charloteo no es para ellos, disfrutan del debate y el análisis. Evitan los conflictos, aunque no son tímidos o reservados. No tienen miedo de hacer valer su opinión o de estar rodeados de gente, simplemente sienten que no lo necesitan.
Adam Grant, de la Universidad de Pennsylvania mostró en su estudio que los extrovertidos son los líderes perfectos para equipos pasivos, mientras que los introvertidos son más efectivos en equipos activos y altamente motivados. Los introvertidos tienen la capacidad de escuchar y no necesitan dominar su entorno; motivan y apoyan a su equipo. Sin embargo, no exageremos proclamando que los introvertidos son mejores jefes. Simplemente merece la pena recordar que tienen mucho que ofrecer, tanto como líderes como subordinados.

Un espacio para los introvertidos

La realidad de la oficina moderna y el alto ritmo de trabajo actual espera cierto sacrificio por parte de los introvertidos. El trabajo en equipo, los espacios de trabajo abiertos, la rápida toma de decisiones… Todos son elementos estresantes que afectan a su bienestar mental. La solución al problema se encuentra en proporcionar al personal con zonas de descanso.
A menudo usamos técnicas que permiten al empleado integrarse a través de juegos y conversaciones. Desafortunadamente, esta solución solo funciona con los extrovertidos. Una persona introvertida no necesita tantos estímulos, e intentará encontrar un lugar tranquilo donde aislarse del ruido de la oficina, poder descansar o incluso echarse una siesta, explica Monika Gutmajer-Zmija, arquitecta en MDD.
A la hora de planificar un espacio dedicado a cierto número de actividades tenemos que recordar que para impulsar la inventiva, los introvertidos necesitan trabajar en solitario. Las empresas modernas ponen mucho énfasis en la cooperación: meetings face-to-face, actividades de formación de equipos, espacios de trabajo abiertos sin ninguna privacidad… Según el estudio de Jones Lang LaSalle, en los 70 el empleado medio de cualquier empresa norteamericana tenía 46.5 m2 de espacio disponible, mientras que en 2010 era de 18.50 m2.
Configurando zonas específicas en la oficina, es importante recordar todas las ventajas de un espacio abierto, pero también lo es asegurarse de que los empleados cuentan con salas tranquilas, cabinas insonorizadas y paneles separadores que proporcionen privacidad en el trabajo. Gracias a ello, ambos grupos se sentirán cómodos y podrán funcionar como parte de un grupo social mayor, así como retirarse a su espacio privado si lo necesitan. La cooperación no es forzada y la empresa puede utilizar al máximo las habilidades tanto de extrovertidos como de introvertidos.